lunes, junio 25, 2007

Hechos o Mamadas

Es sabado a las 9 de la mañana, después de haber desayunado tacos fish, nos dirigimos a tucson. Por fin llegamos el domingo a medio día (el listo de Darío olvidose de su visa). Después de 10 minutos y 50 dólares menos, salimos del casino en busca de comida. Compramos algunas cosas, comemos en Something Sweet y volvemos a hermosillo.

Es martes y mi día no ha sido muy bueno. Galaz llega a las 2 de la mañana y nos despedimos de Dariíto a las 5. Ya sin lágrimas en mis ojos y siendo la primera vez que me despido sin ese estado de incompetencia total, veo como esas pláticas en mi mente, el té helado y las noches de idioteces se desvanecen para siempre.

Ya es domingo y tengo apenas dos días en los que puedo hablar de la ida de pati sin llorar. Recordando lo que he escrito en los últimos post, pati tomó, quizá, la desición más importante de su vida y siento tanta envidia de que haya tenido los huevos para hacerlo y que no tenga miedo de lo que vaya a suceder. Me encanta verla emocionada pero me entristece la idea de ya no pelear con almohadas en ropa interior nunca más... no es que haya sucedido, pero ciertamente ya no sucederá porque ya es la señora (sin papel) de ricarnitas. Pati se va no sin antes dejarme documentos para ver si puede seguir estudiando, las cosas que sobraron del regional (y de la glotonería del señor julio brau) y la llave de su locker. Nunca imaginé el impacto que tendría en mí la partida de pati, realmente la extrañaré mucho...

Ya es miércoles y todos los días he estudiado pero aún no es suficiente. Descubrí que no tengo habilidades en el boliche y que si un tipo llega con una bolsa llena de zapatos especiales, brea en polvo (creo) y una bola con el nombre de jenny, el tipo debe ser bien pro. He pasado todo el jueves en vueltas con el plutis y su pasaporte mexicano, limitado al hecho de que nació en chihuahua y ellos insisten en un acta original del estado de chihuahua. Paso la noche estudiando hasta la llegada de galaz, a las 12. Después de su evaluación sobre mis aptitudes para la escritura y para las conversaciones (obviamente no muy buenas), las doy a las 4 de la mañana del viernes.

El viernes empezamos muy tarde nuestro viaje y llegamos a tucson, a la casa de los brau, cerca de las 11 de la noche. El plutis durmióse en la alfombra y yo en el sofá que tienen. Ya es sábado y ya son las 4 de la tarde. Llegamos al old main (muy parecido a una casa de campo en un bosque y junto a un lago). Tengo un ataque de pánico y los sonidos de los demás en sus exámenes me ponen más nerviosa. Tardo cerca de 6 minutos leyendo una idiotez sobre los volcanes y me falta tiempo para contestar la última pregunta. El listening esta bien y recuerdo a galaz diciéndome que todos desperdician tiempo en los detalles.

Termina el break y vuelve el pánico ante el speaking. Me siento y empiezo a temblar. Ya habiendo ajustado el sonido, hablo demasiado bajo y no tan catastrófico como aquella madrugada con galaz (segunda persona con la que he hablado ingles alguna vez). Empieza el writing y ya estoy más calmada. Trato de recordar los consejos/regaños de la mari y galaz. Termino y espero lo mejor.
Son ya las 10 de la noche y ahogo mis penas en un raspberry white chocolate cheesecake (conocido como el orgasmic pie), nuevamente en Something Sweet. Jugamos Hechos o Mamadas (Facts or Craps (traducción de Darío (Derechos Reservados))). Es domingo, después de un inodoro tapado y ante la pérdida de la copa de oro, nos dirigimos hacia hermosillo donde me esperaba una copa de una bebida rara, nachos y un postre cuyo nombre no recuerdo del applebees.

Dado los últimos eventos, he llegado a las siguientes conclusiones:
1. Castellanos dice que las besseles son importantes para su curso: Mamadas.
2. Latex es una excelente herramienta si y solo si la sabes manejar: Hecho.
3. Todos desean torturarme y por ello me dan las llaves de sus lockers desalojados (donde está la taza que alguna vez le compré a darío): Hecho.
4. Soy betamax: Mamadas.
5. Dios existe y trabaja en Something Sweet, por la Speedway hacia el este, antes de la Craycoft (creo que se llama así), en tucson, arizona. En dicho lugar hace (únicamente) el Raspberry White Chocolate Cheesecake y, entre más white chocolate, más orgasmos seguidos tienes: Hecho.
6. Dios también trabaja en el Pastello que está sobre la colosio, frente al costco (en hermosillo). Allí hace (también únicamente) el pastel de Moro Negro: Hecho.
7. Que en Oklahoma esté prohibido embriagar a un pez: Mamadas.
8. Ir a pedir un asador para una fiesta para la secta: Mamadas.
9. Debí haber estudiado desde aquel abril en el que nos registramos para el Toefl: Hecho.

jueves, junio 07, 2007

la princesa que amaba el chocolate

CAvilando por la vida te encuentras ante situaciones tan extrañas como quizá nunca imaginaste. Conocí a un tipo que un día decidió probar suerte a Francia, sin saber la lengua, sin dinero ni estudios. Dos años estuvo allá y regresó porque se dió cuenta de que la vida se le estaba yendo y ansiaba tener un buen futuro. Me preguntó que si alguna vez había deseado tomarme un tiempo para mí, un año sabático o algo, mi respuesta fue inmediata: NO. Supongo que alguna vez he imaginado (realmente) irme a probar suerte a algún lugar así sin nada en mis bolsillos, pero no podría ser capaz de abandonar lo que he construído toda mi vida. Incluso cuando me han preguntado sobre intercambios y eso siempre digo que no, porque creo que es un desperdicio de tiempo (salvo el señor julio brau pero igual ese es un caso aislado para platicar con un café o un tequila). Aunque claro que me encantaría irme y conocer lugares y todo eso pero tendría que sacrificar muchas cosas en este momento, creo que el tiempo de estudiar es ahora y si me fuera, creo que llegaría algo desorientada en caso de querer volver a mi vida normal (como quienes dicen que galaz regresó valiendo madre de Canadá (y sé que él no lo ve como un desperdicio de tiempo)) Pero si me encontrará con una oportunidad única en la vida que me hiciera reconsiderar mi plan y que me hiciera ignorar lo que he hecho hasta ahorita?
Una vez escuché un cuento, la "Historia de la princesa que amaba el Chocolate" y pues iba algo así:

Érase una vez la historia de una princesa que vivía en tierras muy lejanas. De lugares más remotos, había escuchado sobre la existencia de un manjar de dioses, un postre tan delicioso, adictivo y placentero que algunas personas lo consideraban pecado. Durante muchos años fue un rumor entre la gente, pero un día un joven aprendiz de caballero conoció a la princesa y le ofreció lo que alguna bruja le había dado alguna vez. Como aprendiz de caballero había viajado muchas distancias y, habiendo conocido el chocolate, nunca había tenido la valentía de probarlo. EL aprendiz y la princesa se envolvieron en la adicción del postre, fue entonces cuando ella decidió nunca dejar de comerlo. Pero como aprendiz de caballero, él tuvo que irse a seguir su camino llevándose todo el chocolate con él. La princesa lo odió porque se rehusaba a vivir sin chocolate, no podía volver a esos días de alimentos insípidos, no. Entonces se aventuró fuera de su reino en busca del chocolate que tanto ansiaba. Llegó a un pueblo conservador a primera vista pero donde la depravasión y degenere gobernaban las calles siempre a escondidas. La princesa consiguió su chocolate pero sólo se alimentaba cuando los sabios y las brujas no la veían, reviviendo día a día la sensación que causaba el dulce manjar de dioses. Pero dragones hambrientos descubrieron a la princesa fuera de su reino, reino en el cual ellos no eran bien recibidos, así que tuvo que huir sin llevarse tan siquiera un pedazo consigo.
Después de muchas noches llegó a otro pueblo, pero esta vez decidió no ser la princesa y pasar como sólo una campesina. Fue allí donde conoció a un joven burgués que, creyendola campesina sin hogar, le ofreció todo lo que se le podía ofrecer a una persona. Pero ella sólo quería chocolate, había pasado ya mucho sin el adictivo sabor en su paladar. El joven burgués le consiguió lo que tanto ella añoraba y ella fue feliz cada vez que comía, pero no tanto cuando él le pedía que probara otras comidas supuestamente igual de deliciosas, pero no era lomismo. Tenía ya su amado chocolate y para ella era suficiente, podía ser feliz, pero los dragones nuevamente la encontraron. Tenían que huir y el joven burgués sentía la frustración de ver a la princesa idiotizada por el chocolate y no querer correr por su vida, así que la abandonó a su suerte.
Y es así como la princesa se quedó en el pueblo con tanto chocolate como quisiera, pero custodiada por los dragones hambrientos. Podía huir cuando ella quisiera pero debía dejarlo allí. ¿Qué debe hacer la princesa? Quedarse en el pueblo con los dragones, comiendo a escondidas siempre con el miedo de que sea atrapada por los dragones o huir a tierras no exploradas donde tenga que pasar días, semanas y quizá años para volver a probar el chocolate libremente como alguna vez lo hizo?

Pues la historia nos lleva a lo que comentaba hace rato, ella decidió que quería chocolate pero aún cuando lo conseguía siempre pasaba algo que le impedía tenerlo para siempre y aún teniéndolo seguro para siempre, tenía que abandonar muchas libertades de la gente común. La pregunta es ¿Qué tanto te puede importar algo como para abandonar todo? o ¿Qué tanto abandonarías por algo que te importa? ¿Y si no te importa nada? ¿Y si sólo te importa el chocolate en un mundo donde a la gente no le importa tanto?
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