El legendario guerrero

Antes de iniciar: Me molestan demasiado los anónimos, a veces puedo detectar uno o dos, pero pues no siempre se ve muy bien la distinción entre uno u otro, si es que uno le contestó a otro o si se contesta a si mismo... Recomendación: no sean cobardes!

Cerca de iniciar las clases, muchos ya tienen su boleto para irse de hermosillo (si no es que ya se fueron). Mientras yo me quedo entre castellanos y benitos, mis dos últimas materias antes de ser pasante. Se supone que Dariíto está haciendo un examen sobre las funciones de green mientras el darío de cabello chino que utiliza cola pasa sus días entre juegos e inactividad (producto de la enfermedad y su mala suerte).

Se sorprendió al ver toda su hombría destruida por una pequeña de 152 y piernas sexies.
-Porqué marica?!- Me preguntó extrañado entre gritos y llantos, como si se derrumbara su vida en ese instante.
-Te acabo de vencer! Te amarré con las sábanas, te arrastré por todo el piso, através del largo pasillo de la abuela... sin ayuda! Y aún así te lo preguntas? Ya te humillé frente a tu amigo, no te humilles más... - Respondí sin mirarlo a la cara... no era merecedor de tal privilegio.
-Ésto no demuestra nada! - Dijo con una exasperante desesperación -Todos saben de tu gran fuerza y poder, nadie tiene oportunidad ante ti.... no... me dijiste marica antes de la pelea.
Sentí un poco de lástima por él... Marica? No había mucho que pensar... Consideraba lo masculino y rudo de sus horas sobre los tapetes? horas que antes los ojos del mundo sólo era una danza de hombres tocándose y frotándose, al compás de los gemidos y protegidos con un anti-raspones (lo cual no es exactamente la representación de la virilidad de Zeus). Ciertamente no tiene ese afiche homosexual de Scarface en su cuarto (como cierto Sr. Julio B.) pero ese adorno sobre su cama deja mucho que desear... Mmm su hermosa cabellera me agradaba pero su cintura estaba mejor definida y más pequeña que la mía... No, quizá era envidia porque él, como supuesto hombre, tenía esas cosas que yo no tendría... No puedo actuar así, no debo hacerlo por esas razones...
-Y? -preguntó impaciente- Te has quedado sin palabras?
Respiré profundo y lo miré a los ojos, no con la mirada dura y triunfadora de hace unos momentos, sino con una mirada suave, casi de ternura.
-Olvídalo, sólo son palabras de una pequeña mujer...
Con eso salí y caminé hacia el sol, con su sangre cubriendo mi rostro mientras él buscaba consuelo en su paladín... esas dos caras sonrientes que ya no podían reir...