viernes, abril 20, 2012

Collarin

La cosa fue así:

Pati me dio raite para recoger un chequesín. De regreso (y al sentirme yo tan billetuda) llegamos por unas bebidas refrescantes al Caffenio. Después de algunas pequeñas vueltas, llegamos al COngreso para recoger al Emir y de allí dejarme en mi casa. Llegamos al primer alto de atrás del estacionamiento nuevo de Catedral y fue alli donde un sujeto imprudente mensajeaba sin ver al pequeño tsuru que estaba parado enfrente de su hermoso ALtima.

Desde mi punto de vista, yo estaba copiloteando, con mi cinturón bien puesto pero mal sentada, cuidando que las bebidas no se cayeran. De pronto, las bebidas se movieron bruscamente hacia enfrente y fue, en ese momento, mi misión el evitar que se derramaran sobre mi ropa y todo el auto. Salí victoriosa pero mi cuello no tanto.

Nota: Los cuellos NO deben ser rectos. Es más, hasta me atrevería a decir que he cambiado de tamaño! (pasando los días de collarín me mediré)

En fin, aprendí algunas cosas sobre mí y sobre la vida, en general.
*Suelo expresarme mucho con el cuerpo, eso lo se porque me dolían diversas partes cuando intentaba entablar una conversación.
*A la gente le vale merga si estoy lastimada o no, ellos definitivamente NO me darán preferencia al cruzar la calle, tomar el camión, ir al banco o bajar escaleras en la escuela.
*Caminar por la calle con el collarín es totalmente inseguro dado a que no puedes voltear a los lados a menos que gires todo el cuerpo, especialmente en un periférico en remodelación.
*Es muy cansado hacer cualquier esfuerzo físico como correr, levantar pesas o bailar, pero también caminar, estar parada, estar sentada o hablar.
*Poder dormir en la posición que yo desee no tiene precio.


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